!NO HAY PROBLEMAS...HAY SOLUCIONES!

 
 
Mi madre tuvo un proveedor o, como alguien me decía el otro día (espero que en plan cumplido), un “conseguidor”.

 

Imagen tomada de
http://www.antonimartinezpsicologo.com/la-verdadera-formula-para-lograr-la-felicidad

 
La mujer, según me dice, no lo hizo adrede pero el tema es que pudiendo haber tenido un hijo “Cliente”, tuvimos la mala suerte (o quizás la buena, ¿quién sabe?) de que a mi me diera por especializarme en ésto de “proveer y conseguir”.
 
Ya que le salí proveedor, a ella, siendo honestos y aunque ahora no lo reconoce, le hubiera gustado que lo hubiera sido “de Ciencias” por eso de que “los de Letras” lo teníamos, a priori, mucho más crudo pero, peras al olmo las justas,  y a pesar de sus desvelos y de que se sentase conmigo para enmendar aquel súper 0 en ecuaciones que me puso D. Vicente, ya se vio desde prontito que lo mío con los números no iba a terminar nada bien.
 
Sea como sea y batallitas aparte, ser proveedor/conseguidor (o como quiera una llamarlo), tiene su "aquel" y ya que uno se pone a ello, ha de intentar hacerlo bien o, simplemente, no hacerlo.
 
Sin embargo, desafortunadamente, y a pesar de toda la intención y de cualquier desvelo, esto de la "especialización en conseguir y gestionar" no implica que, aún intentando e intentando que las cosas, como decía Hannibal en el "Equipo A", siempre salgan bien, no haya ocasiones en las que algo se tuerza de la manera más inesperada.
  
 
Hablando precisamente del tema en una especie de reunión que tuve la semana pasada, alguien me preguntaba por mi proceder cuando surge algún contratiempo y tengo que comunicar a un Cliente que, como en "Houston, Houston", tenemos un problema.
 
Confieso que pensar en “problema” siempre me recuerda a un jefe que tuve hace años. Él siempre me decía muy serio:
 
- “David. No hay problemas, hay soluciones”.
 
y, aunque llegó un momento en  que el hombre nos dejó de pagar y soluciones aportó pocas, pienso que, en cierto modo, algo de razón tenía.
 
 
Los problemas surgen y, aunque la tentación de dejarlos "reposar" por si, por ate de magia desaparecen, es grande, la realidad es que ignorarlos por miedo o pereza no mejora (más bien al contrario) la situación.
 
Ante el problema se impone, primeramente, reconocerlo y tras “agachar las orejas” si procede, hacer bueno aquello de “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y aportar una solución válida y eficaz lo más rápido que uno pueda.
Aparte de esto, confiar en que, con el tiempo y como recompensa a tus esfuerzos y a tu potencial capacidad de “provisión y consecución”, los que empezaron siendo Clientes se hayan convertido (al menos en algunos casos) en “Fans” y como tal perdonen y comprendan.
 
 
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Vi este video por primera a través de una aportación de Mari Carmen Camacho Gil (Formadora y Experta en Coaching) y como me encantó el concepto vaya este post para ella y para todos los Fans presentes y ,ojalá, futuros,  por su paciencia en la espera de soluciones cuando se requieren y por el valor añadido que suponen.
 


 

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