....QUE SE PRONUNCIA ¿QUÉ?.... :-(
El aprendizaje de un idioma es, como
digo siempre y sin lugar a dudas, una inversión de tiempo y esfuerzo.
No hay fórmulas mágicas ni atajos y el llegar a dominarlo es, sin duda, el
resultado de una conjunción de factores:
-
Verdadera motivación.
-
La elección de un método y
un enfoque adecuados y orientados a objetivos tangibles.
-
Profesorado cualificado y ¿por qué
no?…una cierta dosis de talento/facilidad natural J
Cada lengua es distinta y, con toda
lógica, tiene sus dificultades. Dejando aparte los tan odiados “Phrasal Verbs” LLL, uno de los
mayores obstáculos del español que aprende Inglés es, sin lugar a dudas, su pronunciación.
Viniendo de un idioma netamente fonético,
el español no ve la lógica (si es que la hay) de una lengua en la que “name” se
pronuncia /neɪm/ y “cough” /kɒf/ ¿¿¿???.
….. pero….¿fue siempre así?.
El llamado Inglés Antiguo era fonético
al, digamos, 90% pero, a partir del siglo XV empezó a incorporar palabras de
otros idiomas y estas palabras no seguían, en muchos casos, las reglas del
pronunciación del inglés.
Por otra parte, se empezó a utilizar el alfabeto
latino que, desafortunadamente, sólo contaba con 26 letras para representar
los 46 sonidos Ingleses (lo que implicó que para representar
algunos de ellos se tuviera que recurrir a la combinación de varias letras).
Para terminar de complicar el tema,
durante el periodo conocido como Inglés Medio, un tal William Caxton (culpable
de muchos de nuestros desvelos J) introdujo la
imprenta en Inglaterra. Con el tiempo, el idioma y la manera de
pronunciarlo fue cambiando pero lo impreso no (era,
simplemente, demasiado caro reimprimir adaptando los textos a la nueva forma de
hablar) y de ahí que la diferencia entre la representación gráfica del inglés y
su expresión oral fuese haciéndose más notable. Esa es, en definitiva, la causa
de que, por ejemplo, hoy en día haya palabras que terminen con una “e” que no
se pronuncia (middle: /ˈmɪdl/ ) o que tengan combinaciones de letras que no se
pronuncien (might : /maɪt/ ).
Ahora,
aparte de maldecir al amigo Caxton, al alfabeto latino y, exagerando, a la
Reina Madre J, toca lo que toca: trabajo, esfuerzo y… resignación
J.
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