Sara o el despropósito de la artesanía
Sara tiene “curro" nuevo.
Los últimos años, convulsos por definición, le han visto
pasar de más de 20 años al frente de su negocio a un flamante puesto de asesora comercial
que, con la jubilación a la vuelta de la esquina, será muy probablemente el
definitivo.
¿En el camino? Cargos de alta dirección en un par de
multinacionales de las gordas, muchos viajes, mil contactos, la agencia, su
agencia, toda una vida cuidándola, haciendo “artesanía” y cuando seguir abiertos
resultó inviable, el cierre y un largo, por prolongado e injusto, paréntesis
de acuerdos temporales, contratos asociados a campañas puntuales y, en
definitiva, ¡que Dios nos libre a estas alturas de la vida!, incertidumbre.
¿Algo de suerte? Puede que sí… aunque también tablas, saber
hacer, experiencia y ¿por qué no? una pizca de ese Karma tan en boca de todos
que le ha devuelto lo que, por justicia, se “le debía” en forma de oferta
sorpresa.
¿La ofertante? Empresa de las grandes, de “las de siempre”.
Toda la vida en el candelero y ahora a flote tras un casi naufragio de ERTES,
ERES, recortes y mudanzas. De las que vuelven a la carga fichando a "mi Sara", la
Messi en "lo suyo".
¿Departamentos? muchos, todos y más. Fragmentación (¿ventaja
o inconveniente?) y alergia a la "artesanía" porque “eso que dices no es práctico
y no lo puedes hacer, Sara, que es cosa de los de Operaciones y hasta que no
digan ellos”….
Y Sara, que viene de hacer magia, de encontrar atajos, de
lograr, doy fe, lo casi imposible y enamorar al Cliente desde una oficina
pequeña y calentita a golpe de móvil y de ratón, se muerde las uñas pero se adapta, no
puede ser de otra manera, a directrices, procedimientos y normas. ¿Mientras?, el
proceso, tan mágico antes y tan lento ahora, se eterniza …. y el Cliente, que
ya no está enamorado, espera en una oficina preciosa dónde, ¡vaya mala suerte!,
el ratón, mientras no lo digan los de Operaciones, no funciona.
Entonces ….. ¿artesanía y falta de recursos o recursos tan
ilimitados que terminan limitando? ¿Chiringuito
grande con, "la Señorita que me atendió no me dijo su nombre", o Sara, antes de
perder sus uñas?
¿Lo ideal? el equilibro y una Sara con recursos pero, si tengo
que elegir, opto (siendo, como soy, fan de Sara) por enamorarme, que en esa
oficina tan grande hace a veces, ¿no te lo parece? un poquitito de frío.
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