Y UNA FLOR DE REGALO.....
Me cuentan por ahí que uno de los grandes “monstruos” de la enseñanza
de Idiomas (multinacional, poder total y absoluto, súper campañas de
marketing y toda la pesca….) ha prescindido, recientemente, de su CEO (“toda la
vida” al frente del chiringuito) por, en
teoría, considerar que los resultados de la empresa llevaban una
temporada siendo “menos fenomenales” de lo que habría cabido esperar.
Por circunstancias varias y avatares del destino, hace unos
años, traté muy indirectamente con él en un momento en el que su empresa
andaba mirando opciones para cubrir un puesto de Dirección de ventas. Me
pareció, a pesar de lo poquito que puede uno llegar a conocer a alguien a
través del intercambio de 2 correos y medio, un hombre inteligente, tremendamente
correcto y, por lo que me tenían dicho, bastante cabal.
Obviamente, por muy fantástico que me pareciera él a mí, la
persona o la estrategia que eligieran en aquel momento (cuando la cosa
empezaba a irles peor de lo que quien tuviera que estimarlo lo estimara) no fue
la más acertada y eso, como en el fútbol, le ha terminado pasando factura al
“entrenador”. Bien es verdad que una cosa es lo que uno planee a nivel súper
directivo y otra muy distinta lo que, sobre todo en empresas muy grandes,
termine haciendo el “currito” al que le lleguen esas directrices (y no
descarto y me puedo equivocar mucho que, por lo poquisísísísmo
que se de ellos algo de eso haya habido).
Sea como sea, y aunque a uno le guste pensar que los que
trabajamos en formación jugamos en una “liga distinta”, cosas como estas
te devuelven a la realidad y te hacen re-descubrir que un negocio,
independientemente del tipo que sea, sobrevive o no dependiendo de sus resultados
y de las cifras de ventas que alcance.
Sobre las ventas ya he escrito antes y, casi seguro,
mucho de lo que ponga aquí hoy será repetición J pero como cada vez estoy más
convencido de que las ventas son, como ya dije hace un par de
añitos, mucho más que una plaza J, resumo aquí pensamientos varios al respecto.
En una empresa vende, potencialmente, todo el mundo
y de muchas maneras: vende, en nuestro caso, el profe que
mandas, el modo y la actitud con la que abres
la puerta a una visita, cómo contestas al teléfono, la
impresión que produces cuando respondes a
un correo y lo rápido, o lo leeeento que lo haces. Vende, también
lo que sabes de tu producto (si vendes formación es importante
que sepas de qué hablas y de las necesidades y expectativas de tu “publico”) y
vende tu habilidad para lograr que quien te busque te asocie con
la “solución a sus problemas”. Vende lo honesto que
seas a la hora de aconsejar al Cliente (lo que no puede
ser, no puede ser y además es imposible) y lo que te esfuerces ya no en captar
(muy difícil) sino en fidelizar (quizás incluso más).
¿¿¿Que si todo esto lleva tiempo y esfuerzo????
Indudablemente (decía Pablo Picasso algo así como que la inspiración llega y
existe pero tiene que encontrarte trabajando ) pero creo que compensa y,
a la larga, hace que seas distinto al resto porque, al fin y al cabo, de
eso se trata….de, independientemente de lo que hagas, ofrecer “ALGO” que
te diferencie de tu competencia ya sea este “algo” precios híper
asequibles (lo barato es caro…en cualquier caso), “fórmulas mágicas”
(en el aprendizaje de idiomas no existen…lamentablemente) o, ¿por qué no?, esa flor
de regalo de la que hablaba el cartel.
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