Will you still love me tomorrow?
Will you still love me tomorrow???
Amanda era joven, tímida, inexperta, muy mona (la verdad) y
estaba llena de ganas y motivación.
“Veintipocos” años, recién llegada de UK y con una madre híper-protectora
que le llamaba cada poquitos días para intentar convencerle de que como en casa
en ninguna parte.
¿Yo?, joven también (menos que ella pero más que hoy J), su “jefe” y bastante convencido de
que, tras una entrevista aceptable, llegaría, con ayuda y supervisión a ser una
profesora más que notable.
Mucho trabajo y esfuerzo, lesson plans, consejos (didácticos
y no didácticos), risas cuando las cosas salieron bien y algún que otro llanto
fruto de la frustración ante el rechazo de aquella Directora de RRHH que la juzgaba
demasiado joven para darle clase. Porrón de horas juntos y, en general, muy buen
rollo.
Pasó…..y pasó un poco como en "las pelis"…me llamó un domingo
por la noche. Me pilló en chándal (ese chándal azul eléctrico que llevábamos
aquel año), después de jugar un partido y a punto de aparcar el coche para
dejar en casa a un amiguete del equipo. Ella: ”Llevo todo el día pensando en
llamarte. He intentado aguantar pero….no he sido capaz. ¿Puedes venir?”. Él:
“estás "pirao"…te metes en cada una..., ya me contarás”.
Allí estaba…esperándome. Se montó en el coche. Seria, muy
pálida. “Perdóname. No tenía que haberte llamado”.
Conduje, la verdad, más pendiente de ella que del tráfico,
deseando llegar e imaginando lo que le diría su madre en
estas circunstancias.
¿La cola? Interminable. Ella poquito español, yo haciendo de
intérprete.
La sala repleta. Hora larga de espera y por fin, nuestro
turno.
Nada…gastroenteritis aguda. Está muy deshidratada. Teníais
que haber venido antes. Le vamos a poner suero. Sentaos allí en aquellas sillas
y ahora os llevamos un gotero. Quedaos allí tranquilos y en un par de horas, si
está mejor, os vais para casa…
Las dos horas terminaron siendo tres. Amanda, rendida, se
quedó, frita con la cabeza apoyada en mi hombro y a mi, un domingo, pasando la noche con ella “entre
mis brazos” y ataviado con aquel chándal azul eléctrico me vino a la cabeza
aquello de “will you still love me tomorrow”? JJ.
Amanda “me quiso” esa noche pero, es la vida, me quiso
poquito más. Un par de días más tarde apareció su madre. Se plantó en Madrid,
le hizo la maleta y angustiada por la salud de su pobre hija, se la llevó a las
Islas la muy…..
Amanda se olvidó de mí JJ, de los lesson plans y, para mi
desdicha…de toooodos sus alumnos.
Esta historia, verídica, lo prometo, al 150%,
me ha enseñado, con el tiempo, un par de cosas.
1) Nadie es
imprescindible.
Amanda, desapareció y, admitámoslo, me hizo polvo. Sustituir a un profesor, sobre
todo si no te lo esperas, es siempre una
faena para todo el mundo. Para mi, por como me tomo estas cosas, y para el Cliente que, lógicamente, siente
perder a su profe si está contento con él.
Obviamente, “a Rey muerto” lo que en estos casos interesa es ser
transparente, explicar al alumno lo que ha sucedido y
sustituir con alguien con un perfil que, aún siendo conscientes del trastorno,
esté a la altura.
2) Dudo, seriamente
(o no tanto), si, a día de hoy, con unas circunstancias personales muy
distintas, saldría corriendo para socorrer a una Amanda que me llamara para que
la llevase a urgencias, pero sí tengo claro que, por lógica, y por filosofía de
trabajo, uno ha de tratar a sus profes lo mejor posible. Repito, una vez
más (sorry) que no hay escuelas buenas o malas, hay (dejando aparte la
gestión más o menos ágil que la escuela pueda hacer) profes buenos o malos.
Impartir clases en Empresa no es, ni mucho menos (faltaría más), picar
en la mina pero, por muchas razones (cancelaciones, desplazamientos,
largas esperas, decisiones aleatorias del Cliente y largos
periodos de “sequía” por poner ejemplos), tiene, también, su complicación.
Hacer lo posible para que, aún con tantas cosas en contra, tu plantilla esté a gusto e intentar, en la
medida de lo posible, cuidarla, es poner las bases para que, aún con
excepciones, esté dispuesta a "quererte" hoy y, quizás, también, con suerte,
mañana. :-)
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