La formación...¿cuánto y por qué "tanto"?







Estoy sorprendidísimo….

Esta mañana, desayunando en el “Bar de las chicas” he pedido, me parecía justo, que me cobraran menos dado que he sido yo el que he recogido el desayuno en la barra.

Les he argumentado que dado que ellos no habían tenido que invertir tiempo en el desplazamiento a la mesa, lo lógico era que el servicio fuera más barato y, no me lo puedo creer, se han negado en redondo.

Bien es verdad que los churros, taaan crujientes, los hacen ellos y que, a fuerza de verme por allí durante tanto tiempo, saben, perfectamente lo que quiero y me gusta. Es verdad, también, que el servicio es muy bueno, que son muy amables y que aquella vez en la que Martín y Andrea se "cascaron" desayunando y Martín tiró la leche y el donut de chocolate al suelo, solucionaron el embrollo en un segundo, se lo cambiaron y no quisieron cobrarlo….

Todo eso es verdad…pero….el que me he desplazado a la barra…… he sido yo…..



Espero sinceramente que esta historia tan “cogida al vuelo” os parezca, como a mi, al menos “pintoresca” y, en estos tiempos, relativamente aplicable al fenómeno de la creciente virtualidad en la formación.

Las circunstancias han otorgado un papel más que relevante a las aulas virtuales y éstas, lo diré una y mil veces, nos han solucionado la papeleta abriendo una vía hacia la continuidad de nuestra actividad. Dicho esto, creo que, si la virtualidad ha llegado (y no me parece mal) para quedarse (conviviendo, en mi opinión con fórmulas presenciales) tendríamos, en justicia, que darle una vuelta a lo que va a traer consigo.

Por basar mi razonamiento en algo que conozco: Analicemos nuestra situación y el tipo de servicio que hemos ofrecido durante el confinamiento.

Bajo mi punto de vista, las clases impartidas por nuestros profes no han sido otra cosa que formación presencial a través de una pantalla. Han requerido el mismo tiempo de preparación, planificación y adecuación a unos objetivos.  Han implicado, por otra parte y en muchos casos, una mayor carga de trabajo “extra-didáctico” habida cuenta que, en más de una ocasión, han sido los mismos formadores los que han “perseguido” a los participantes para que se conectasen o para, en el caso de Clientes que querían crear las sesiones, lograr que, efectivamente, lo hicieran.

No podemos olvidar, además, que el “estar en casa” ha limitado, infinitamente, cualquier apoyo gestual y extralingüístico y que la pantalla ha complicado, claramente, la labor del profesor que ha tenido más difícil y ha tenido que “buscarse la vida” para saber si ese alumno "tan perdido" se estaba o no enterando de algo.  



Trabajo, además, con profesores que, han enviado informes y “apuntes” antes y después de la sesión recogiendo explicaciones, errores, y resumen de lo visto en clase y que, si bien no han tenido que emplear tiempo para desplazarse, sí lo han invertido en preparar toda esa “documentación” extra con vistas a que el alumno, tan “damnificado” como nosotros, haya sufrido el menor trastorno posible.

Siempre digo que la base del éxito de cualquier empresa de formación es (y parece mentira tener que insistir en algo tan obvio) la calidad de la misma formación que imparte pero digo también que ese ideal didáctico, hay que complementarlo con una gestión ágil y proactiva que implique (entre otras cosas) mantener abierto un canal de comunicación constante tanto con Formación/RRHH como, y eso lleva su tiempo, cada uno de los alumnos asegurándonos de que 1) el curso está respondiendo a sus expectativas 2) reciben, de vez en cuando, links a recursos extra de los que pueden, si quieren, hacer uso.

En nuestro caso, el paso a formación virtual durante el confinamiento, no ha supuesto, más bien al contrario, merma de ese complemento y hemos, desde el salón de casa, tratado de mantener ese canal abierto y que, quien quisiera, pudiera disfrutar de esos recursos.

No, estoy de acuerdo, nos hemos desplazado y eso, no seamos hipócritas, ha hecho algunas cosas más fáciles, pero hemos trabajado tanto o más para, insisto, que el Cliente no haya notado la diferencia.



Sé que la virtualidad traerá, a pesar de que en el “Bar de las chicas” hayan sido tan poco razonables, una revolución en las tarifas de formación (la primera afectada en épocas de crisis), sé también que hay ofertas de empresas y portales que imparten clase virtual, lo prometo, a 4€/hora, también que hay sistemas maravillosos que te abren un abanico de sesiones 24/7 con, no todo puede ser bueno, formadores que ni te conocen ni te conocerán, que no saben que quieres o necesitas y que se “limitan” (entre comillas porque hacerlo bien tiene todo el mérito del mundo) a repetir y repetir las mismas 2 o 3 clases porque, al fin y al cabo no te van a volver a ver pero ESPERO que.....

….. sabiendo el efecto que todo esto tendrá en una empresa como esta en la que trabajo, los que nos conocen y los que nos quieran conocer en el futuro, tengan en cuenta que:

- Los churros, taaaan crujientes, los hacemos nosotros.

- A fuerza de verles durante tanto tiempo sabemos, perfectamente, lo que quieren y les gusta

- Somos (o tratamos de ser) amables y

- Si Martín y Andrea se "cascan" y la leche y el donut terminan Dios sabe dónde sabremos, por tablas y sobre todo por interés, solucionar el embrollo.

 



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