ACENTO Y DISCRIMINACIÓN

 

El pasado 26 de Noviembre, la Asamblea Nacional francesa daba luz verde a una proposición de ley para castigar la glotofobia, término de nuevo cuño*** que viene a referirse a la discriminación que, por razón de acento, han venido sufriendo, por lo que parece, más de 10 millones de franceses.

Si bien esta medida no deja de ser un primer paso (habrá de ser ratificada en el senado para oficializar su inclusión en el código penal Francés), el mero hecho de que una cuestión de esta índole haya llegado a esta cámara baja (en un país que como Francia defiende un centralismo lingüístico tan férreo) pone de manifiesto la gravedad del hecho de que, según se comenta, más del 16% de los franceses se han visto, en un momento u otro, relegados de alguna forma a consecuencia de su acento.

¿HAY ACENTOS “DE SEGUNDA”?

En un contexto de lengua materna, el acento con el que crecemos es, al igual que la raza, la altura, el color de ojos o la “belleza” 😜 parte indivisible de nuestra identidad y responde a un gran número de factores asociados con la geografía, el acceso a la educación, la edad o el entorno social.

IMPORTANTE DECIR que, analizado imparcialmente, no hay acento intrínsecamente bueno ni malo, mejor y peor y que tampoco existe razón objetiva válida para, basándonos en criterios lingüísticos, decantarnos, por considerarlo más adecuado, entre uno u otro.

Ahora bien, a efectos prácticos, decir que todos los acentos reciben la misma consideración sería pecar de ingenuidad. La realidad revela que, en la inmensa mayoría de los casos (el Parisino en Francia, el RP y el acento meridional en UK, el llamado “español de Valladolid” en España), determinados rasgos de pronunciación gozan, obedeciendo a razones totalmente extralingüísticas, de un mayor prestigio. Así cuanto más marcado sea un acento más fácil será que, incluso inconscientemente, se le conecte con determinados estereotipos asociados con su origen.

ACENTO Y ESTEREOTIPOS

En 1994 el CIS (no tengo constancia de que haya repetido el “experimento”) realizó un estudio para recabar la opinión de conjunto que los españoles tenían sobre el modo de ser de los habitantes de las diferentes Comunidades Autónomas.

Los resultados desprendieron conclusiones tan reveladoras como que los Madrileños somos chulos (¿que somos....qué? 😎) y orgullosos, los Canarios, alegres y perezosos, los Catalanes, trabajadores y tacaños y los Andaluces, graciosos y vagos…..

Aun siendo conscientes de que todos estos apelativos no dejan de ser meros estereotipos (de eso iba precisamente el estudio del CIS) a los que, en consecuencia, hay que conceder un valor poco menos que relativo, se trata, al mismo tiempo, de “creencias” tan arraigadas en el sentir de la población que, por mucho que nos los tomemos a risa, pueden llegar a condicionar nuestra percepción de quién tenemos enfrente.

 


 

Nuestro acento y nuestra forma de hablar se convierten por tanto, muchas veces, en juicio de valor sobre nuestro origen (y recordemos que nuestro origen suele tener algún estereotipo asociado), indicativo de nuestra clase social e incluso y no hay tontería más grande, de nuestra capacidad para realizar según qué tareas u obligaciones.

¿CAMBIO DE ACENTO?

Decía un tal Halliday (Lingüista británico) que “el ser humano adquiere la sensibilidad para distinguir las variaciones en el habla de los demás durante la adolescencia”. La persona se identifica con aquellos con los que comparte características y percibe como “distintos” al resto. Se siente próxima, por tanto y por extensión, a quienes hablan como ella y considera “extraños” a todos aquellos que no suenan igual.

Siendo el ser humano un animal social que, por norma, busca la aceptación y, por lógica cósmica, el provecho propio o ajeno en cualquiera de sus manifestaciones, modificamos acento (o tratamos de modificarlo) obedeciendo a:

1)     Razones adaptativas o de pertenencia a un grupo: Andreu Cañadas, antropólogo, afirma que adaptamos nuestra forma de hablar para evitar que se nos perciba como extraños y para ser reconocidos como miembros de un grupo al que, por la razón que sea, nos interesa pertenecer. Ejemplo claro mi amigo Jesús, enamorado de Asturias que, según entra en el Principado suena como si llevase tocando la gaita toda la vida.

2)     Reducir las diferencias y posibilitar la comunicación: es el caso del pobre profe de inglés que, consciente o inconscientemente, adapta su forma de hablar para facilitar la comprensión de sus alumnos y del que se “ríen” en casa cuando vuelve hablando algo que poco se parece la lengua que comparte con su familia

3)     Obtener, conscientemente, provecho de algún tipo: Tendemos a imitar modelos que consideramos socialmente más prestigiosos que el nuestro y que, quizás, nos abran puertas. Hablamos aquí de situaciones como la de la persona que trabaja en el ámbito televisivo y modifica su acento para acceder a determinados puestos o papeles o el españolito pugnando por mejorar su inglés y su acento para salir de la cocina de ese pub de Londres y empezar a trabajar en IT que, al fin y al cabo, es para lo que ha estudiado .

     ¿DISCRIMINAMOS?

Siendo todos los acentos esencialmente iguales en lo que a su valor lingüístico se refiere, su mayor o menor prestigio y, en consecuencia aceptación, depende enteramente y como decíamos antes, de factores externos (elitismo, poder, ¿ignorancia?). Estos factores y las convenciones asociadas a ellos hacen que la discriminación por acento, presente en Francia, Inglaterra, España y probablemente en la inmensa mayoría de países, consciente o no y más o menos atenuada dependiendo de contextos,  sea una realidad evidente impuesta unas veces por la sociedad, los medios e, incluso, por el mismo ciudadano de a pie que, quizás sin malicia, se auto-castiga y perpetúa creencias que, por otra parte, no tienen razón de ser.

 

*** creación de Philippe Blanchet. Profesor de sociolingüística y didáctica de las lenguas en la universidad de Rennes 2.

Nota: en la misma línea de esta tendencia en contra de la glotofobia se encuentra un Proyecto de la Universidad de Manchester que denomina todo lo relativo a la discriminación por acento, forma de escribir y expresarse con el termino de "Acentism" (que se ha venido a traducir como "Hablismo").  Interesante echar un vistazo a la web en la que se describen todo tipo de episodios relacionados. https://accentism.org/

 

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